José Gregorio Hernández: fe, ciencia y esperanza que reúnen a toda Venezuela

 


Cuando se acerca el 19 de octubre, día en que el Vaticano lo conmemora oficialmente, Venezuela vuelve a respirar con el corazón esperanzado. Él fue médico, científico, filántropo… pero también un hombre de pueblo que acercó el cuidado a quienes más lo necesitaban. Hoy su vida es historia, devoción y destino para miles.

Por Deisy Terán Tosta

José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864, en Isnotú, estado Trujillo. Desde joven demostró pasión por la medicina y por mejorar la salud de los más humildes. Estudió en la Universidad Central de Venezuela y luego viajó a París para especializarse en bacteriología e histología. Al volver, no dejó de trabajar en hospitales, universidades y consultorios, pero sin abandonar su ideal: atender gratis a quienes no tenían cómo pagar.

“Era común encontrarlo en su despacho sin cobrar un centavo, con la mirada puesta tanto en la ciencia como en la misericordia”, recuerda un familiar citado en fuentes históricas. Carache Online

El 29 de junio de 1919 sufrió un accidente mientras llevaba medicinas a una mujer pobre y falleció. Pero su legado ya estaba sembrado: la gente lo recordaba con cariño, gratitud y asombro por sus actos de servicio.

Datos curiosos del “Médico de los Pobres”

  • Fue el primer venezolano en estudiar medicina en Europa con beca oficial.

  • Introdujo en el país el uso del microscopio en la enseñanza médica.

  • Estudió teología y soñaba con ser sacerdote, pero su salud le impidió ordenarse.

  • Tocaba piano y escribía poesía en sus ratos libres.

  • Sus restos reposan en la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, en Caracas, donde miles de devotos acuden cada día a orar.

  • En su pueblo natal, Isnotú, se levanta hoy un santuario que recibe peregrinos de todo el país.

Testimonios de fe y esperanza

María Teresa Borjas, coordinadora del Apostolado Centinela, comenta que “miles de venezolanos encendieron velas en una concentración nocturna para pedir por la paz… porque José Gregorio no sólo cura cuerpos, sino también une a los pueblos”. 
Otro devoto relató: “En plena pandemia, estando en terapia intensiva, sentí su presencia… al tercer día me dieron de alta. Hoy lo agradezco con todo mi corazón”. 

Un destino espiritual y cultural que invita a viajar

Visitar el Santuario Nuestra Señora de La Candelaria, en Caracas, donde reposan sus restos, o su pueblo natal, Isnotú, en Trujillo, es adentrarse en una ruta de fe, historia y venezolanía. Allí se mezcla la devoción con el paisaje andino, la calma con la esperanza, y cada rincón parece murmurar: “Aquí se conjuga la ciencia con el servicio”.
El proceso de canonización, decretado por el Papa Francisco el 25 de febrero de 2025, y programado para el 19 de octubre, añade un motivo más para acercarse, mirar, orar y descubrir que su vida sigue siendo motivo de inspiración. AP News+1

Por qué este 19 de octubre es especial

Porque ese día se hará justicia simbólica: Venezuela tendrá su primer santo canonizado oficialmente. Y en cada hogar, en cada iglesia, en cada mente que lo venera, renace la ilusión de que la misericordia, la ciencia y el servicio se pueden hermanar.

José Gregorio Hernández no es solo un hombre del pasado: es un faro para el presente, un símbolo de qué significa entregar la vida al prójimo. Porque al mirar su historia, tocamos lo mejor de nosotros mismos. Y al visitar sus templos, caminamos por ese “camino de humildad” que él recorrió.

Visita Isnotú, su pueblo natal, y siente la paz que aún envuelve sus calles. Allí, el aire huele a montaña y devoción; allí, donde nació el hombre que convirtió la ciencia en acto de fe.

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