64 años de sabor en la Rómulo Gallegos


Por más de seis décadas, un camión de parrillas en la avenida Rómulo Gallegos ha conservado su esencia y sabor, convirtiéndose en un punto emblemático de la tradición caraqueña.

Por Deisy Terán Tosta

Frente al Instituto Nuevas Profesiones, en plena avenida Rómulo Gallegos, el aire se llena cada mediodía de un aroma inconfundible: el de la carne asándose lentamente sobre una plancha metálica que guarda más de seis décadas de historias. No es un restaurante, ni un local moderno, sino un camión parrillero con 64 años en el mismo lugar, donde el tiempo parece haberse detenido y el sabor sigue siendo el mismo de siempre.

Este emblemático puesto comenzó con un inmigrante italiano que, en los años 60, decidió montar una parrilla sobre ruedas, algo completamente innovador para la época. Su propuesta —simple, directa y deliciosa— conquistó a los caraqueños que pasaban por la zona, curiosos por probar esa carne finamente cortada y servida con la precisión de un artesano del fuego.

Con los años, aquel ayudante que aprendió del maestro italiano tomó las riendas del negocio. Hoy, cuarenta años después, sigue encendiendo la plancha con la misma pasión y respeto por la tradición. No hay pantallas digitales ni luces llamativas, solo el sonido del cuchillo sobre la plancha, el humo que baila al compás del aceite y las conversaciones de siempre entre clientes y parrillero.

 El secreto del sabor que no envejece

En un mundo donde todo cambia, este camión se ha mantenido fiel a su esencia. El menú es el mismo desde hace 64 años, sin retoques ni fusiones modernas: pura parrilla criolla hecha con amor y calidad.
El secreto, según su dueño, está en tres cosas: la constancia, el cariño y la carne.

Usan los mismos cortes desde hace décadas: punta negra, pollo de res y ganso, seleccionados cuidadosamente. Incluso los proveedores son los mismos, porque “hasta el matadero cambia el sabor”, comenta entre risas el parrillero, mientras voltea una pieza humeante con destreza.

Cada corte pasa por la plancha caliente y el resultado es un plato honesto, sabroso, con ese gusto a hogar y a historia que pocas cosas conservan.

Clientes que han crecido juntos

Los clientes también forman parte de la historia. Muchos comenzaron viniendo como estudiantes del Instituto Nuevas Profesiones y hoy, décadas después, traen a sus hijos o nietos a probar “la misma parrilla de siempre”.
También es parada obligada para trabajadores de la zona, taxistas y vecinos que aseguran que “no hay nada igual en Caracas”. Este camión no solo alimenta, guarda recuerdos. Ha sido escenario de primeras citas, almuerzos improvisados y charlas interminables. En él se mezclan generaciones, acentos y costumbres, como si el humo de la parrilla llevara en sí un pedazo de la memoria urbana caraqueña.

Un ícono que resiste al tiempo

A pesar del paso de los años, la estructura del camión se mantiene casi intacta: los mismos hierros, la misma plancha, la misma ubicación. No hay modernidad, pero hay identidad.
Y en una Caracas que cambia de rostro con cada temporada, este rincón sigue siendo una parada obligada para quien busca sabor con historia.

Quizás ese sea su verdadero encanto: recordar que la buena cocina no necesita artificios, solo respeto por la tradición y amor por lo que se hace.

Dónde encontrarlo

Avenida Rómulo Gallegos, frente al Instituto Nuevas Profesiones. Caracas, Venezuela.


 

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