Río Guayabal: naturaleza viva entre montañas de Miranda


Cuando el sol comienza a colarse entre las nubes de la mañana, el canto de los pájaros, el verde intenso de los árboles y el murmullo del agua anuncian un paraje que parece detenido en el tiempo: Río Guayabal, en el municipio Páez del estado Miranda. Un sitio perfecto para quienes buscan refrescarse, reconectarse con la naturaleza y vivir escapadas que dejan huella.

Por Deisy Terán Tosta

Guayabal es una localidad del municipio Páez, situada aproximadamente a 42,7 kilómetros al este de Tacarigua de La Laguna, con unos 719 metros sobre el nivel del mar. El Río Guayabal corre por estos predios, cobrando vida con los afluentes que bajan de las montañas cercanas, alimentando balnearios naturales y pozas que invitan al baño y al descanso.

Este entorno ha sido testigo también de la cultura popular del lugar: de fiestas tradicionales, de comunidades que guardan leyendas y de visitantes que vienen buscando la frescura del agua cristalina y la sombra frondosa. El Río Guayabal se convierte así en punto de encuentro entre lo turístico y lo cotidiano, entre lo natural y lo vital.

#unpocodehistoria

Se dice que el nombre “Guayabal” proviene de la abundancia de árboles de guayaba que en el pasado cubrían estas tierras. Para los antiguos habitantes, esos frutos no solo eran alimento, también tenían un valor protector: las guayabas se usaban en infusiones curativas y en rituales populares para “espantar los males”.

En la memoria oral de los lugareños aún se cuentan historias de espíritus de agua que resguardan el río, conocidos como “madres de río”, que premiaban a quienes cuidaban la naturaleza y castigaban a los que ensuciaban sus aguas. Muchos pobladores mayores afirman que en noches de luna clara, el río parece cantar, como recordando esas leyendas ancestrales que aún sobreviven entre murmullos y corrientes.

Qué ver y qué hacer

·       Balnearios y pozas: Río Guayabal ofrece pozas de distintas profundidades, ideales para chapotear, nadar o simplemente flotar sintiendo el agua contra la piel.

·   Las Dos Puertas: una de las formaciones rocosas más llamativas, donde el río pasa entre piedras que parecen levantar arcos naturales.

·   Caminatas y bosques: el acceso suele hacerse por senderos rodeados de vegetación frondosa, aves y brisas frescas.

·      Paseos de día completo: merendar al borde del río, descansar bajo la sombra y terminar con un baño en la tarde.

Visitar Río Guayabal es mucho más que un chapuzón: es desconectarse de la rutina, respirar aire limpio, escuchar el susurro del agua y sentir que el tiempo se hace lento. Es reencontrarse con la sencillez de la naturaleza y con tradiciones vivas.

El lugar invita tanto al turista local como al viajero curioso, y se perfila como una escapada perfecta para fines de semana. Lo importante es llevar buen ánimo, calzado cómodo, comida ligera y ganas de dejarse sorprender.

Recomendaciones útiles

·         Calzado de río antideslizante.

·         Protector solar, repelente y traje de baño.

·         Evitar la época de lluvias fuertes.

·         Respetar el entorno y no dejar basura.

Río Guayabal es abrir la puerta a un rincón donde la naturaleza sigue siendo dueña del paisaje. Entre pozas cristalinas, leyendas que sobreviven al tiempo y el verde infinito de Miranda, este destino recuerda que Venezuela está llena de tesoros por descubrir.

Cada viaje es una oportunidad para reencontrarse con lo nuestro, para vivir la hospitalidad de la gente y para sentir que, detrás de cada montaña y cada río, late una historia que merece ser contada.

Porque recorrer Guayabal es también recorrer Venezuela, un país que invita a viajar, conocer y enamorarse de cada uno de sus rincones.


 

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